viernes, 30 de enero de 2009

EL BAUTIZO




DERROCHE, Interpreta: Ana Belén. Autor: Manuel Jiménez Gira

"Me da el periódico por favor"
Él volteo la cara buscándola con la mirada y dijo ¿Tania, eres tu?
Y cuando por fin la tuvo frente a sí gritó: ¡Lo sabía!, esa voz tan sensual tenía que ser tuya.

Ella subió la vista y se sorprendió al verlo después de tantos años.
El tiempo se encargó de embarnecerlo ahora usaba bigote que escondía un poco sus pecas.

Eres tal cual yo imaginaba. Cuéntame ¿cómo te ha ido? ¿te casaste?
"Si, y tengo dos hijos".
Pues yo tengo tres.
Ella esbozó una sonrisa "Me da gusto verte…" y era verdad.
Al mirarlo fijamente a los ojos alcanzó a encontrar en el fondo la imágen que recordaba del jovencito de 18 años que le inspiraban tanta ternura, ojos pequeños, brillantes, color miel.

Ella con 21 hermosa, con el corazón ya lastimado por un mal amor, tratando de reconstruir su vida atreviéndose a vivir como mujer independiente y que se refugiaba en la lectura y en los ideales sindicales.

Conforme transcurría la plática sus mentes volaron recordando la fiesta donde los presentaron, a partir de la cual se volvieron inseparables por su gusto por el baile, siendo desde entonces la pareja la mas popular.
Recordó cómo el que llegaba primero no salia a bailar con nadie mas, hasta que el otro arribara. Se buscaban con los ojos a lo lejos en medio de todo ese mar de gente y cuando se encontraban, un guiño bastaba para que comenzaran a bailar totalmente sincronizados, pues se entendían sin hablarse y lo disfrutaban tanto. Era magia...

Al pasar el tiempo se dieron cuenta de que tenían una gran atracción el uno por el otro. Y aunque bailaban por horas pegaditos, al final siempre se despedían y cada quien se iba para su casa, hasta el próximo baile.

Un día, después de ver una película romántica, ella salió llorando pues le dolió su soledad y antes de llegar a la fiesta enjugó sus lágrimas y se prometió a si misma bailar hasta olvidarse de su realidad, sentirse acompañada aunque sea por unas cuantas piezas.

Cuando al fin apareció él, al verla adivinó que algo distinto le pasaba. Comenzaron a bailar primero música rítmica, alegre pero después la música se volvió mas lenta y esa cercanía los hizo unirse mas y mas hasta que él de repente desapareció de su vista pidió un carro prestado y con una mirada le preguntó si lo seguía, Ella asintió y se marcharon a toda prisa.

Sus bocas se buscaron con ansiedad y sin siquiera sentir el paso del tiempo. Cuando se dieron cuenta estaban frente a la casa de huéspedes donde ella vivía, y en las escaleras comenzaron una lucha cuerpo a cuerpo llenos de pasión. Ella abrió primero la puerta y se fue directa a su cuarto y luego el sigilosamente se metió a la cocina por la puerta que ella había dejado abierta y atravesando una zotehuela, esperó que ella abriera su ventana y saltó dentro.

Comenzaron una danza apasionada sin fin, besos, ansiadas caricias dando rienda suelta a su deseo desbordado al sentirse por primera vez libre de cualquier mirada malintencionada.

El la comenzó a desnudar torpemente como si tropezara a cada paso. A ella se le hizo extraño pero no le dio importancia, besaba tan bien que transmitía todo tipo de promesas.


El se comenzó a desnudar, ella se fijó en sus músculos bien marcados de su esbelto cuerpo, y le pareció una escultura de carne. Y cuando por fin llegó al pantalón, ella no se quería perder ese momento. Loca de deseo esperaba que apareciera algo espectacular… que simplemente no vio.

Ella al principio se desconcertó, pero al verlo tan indefenso, tan frágil y vulnerable comprendió que él no tenía ni la menor idea de que hacer y respirando hondo le dijo:

"¡Anda quita esa cara que aquí no pasa nada¡ Y nos la vamos a pasar muy bien te lo prometo."

El muy apenado dijo: Es que es demasiado "pequeño" y clavó la mirada en el suelo.
-A ver vamos por partes ¿sabes tu cual es la zona mas erógena del cuerpo humano? ¡La piel! y esa es la que primero vamos a explorar palmo a palmo. Así que no le cargues todo el peso al tamaño de “tu equipo” y echemos a volar la imaginación.

"Descubramos juntos lo que mas te estimula y qué es lo que tú debes hacer para que yo disfrute más con nuestros cinco sentidos y que nuestro límite sea hasta donde estemos los dos a gusto".

¿Y eso como lo logramos?
"Pues mira: primero, disfrutémonos visualmente, asi desnudos... dejando que uno se llene la vista del otro, observándonos, reconociéndonos, recorriéndonos la piel por todo el cuerpo, pero sin tocar."

"Luego el aroma, tratar de descubrirnos con los ojos vendados... tu escencia y la mía... nuestro cabello, tu cuerpo y el mío plenamente.

"Con la boca ir besando las partes que mas se antojen saborear mutuamente, la textura, la sensación de intimidad. así... rozandonos solo con los labios".

"Y con el tacto, disfrutarnos solamente con la yema de los dedos recorriendo el mapa de nuestra piel".

"Y finalmente, escuchar cosas agradables que se te ocurran al oído del otro, que te gustaría hacer con ese cuerpo, dónde y cómo se nos antoja".

El poco a poco se fue sintiendo más en confianza y así comenzaron a echar a volar su imaginación y consiguieron frutas, verduras de diferentes olores y texturas, una botella de vino, hielos, aceites aromáticos, mascadas, etc.

En verdad esa velada fue deliciosa, divertida e inolvidable. Pero fue la única ocasión en que la vida los unió de tal manera.

Aunque trabajaban en el mismo edificio, sus amistades, su visión política y la vida misma los mantuvo a prudente distancia, hasta que ella se fue de la oficina y no se volvieron a ver mas que en ese día, cuando la vida los puso uno frente al otro.

En un momento volvieron a la realidad y él se acercó y le murmuró al oído:
¿Sabes? Nunca voy a olvidar esa noche, pues para mi fue muy especial porque era la primera vez que estaba con una mujer, y tu me diste seguridad en mí mismo. Gracias.

Esa confesión fue inesperada y ella sólo contesto: "Gracias a ti fue una noche mágica llena de ternura, erotismo y una gran intimidad".

El la miró dulcemente y le dijo: Espero que quien esté a tu lado, te sepa hacer feliz pues lo mereces… El le dio un beso mientras ella le acaricio la barbilla y se alejó entre la gente.

El aire le movía el cabello al caminar, Y una franca sonrisa se dibujó en su rostro... ¡su primer bautizo!
(Adri)